Qué significa “vivir contento”. Abordando los problemas “difíciles” junto al café
Kofu es la mayor ciudad de la prefectura de Yamanashi, adyacente a Tokio. En esta ciudad del interior, con fácil acceso tanto a la gran ciudad como a la rica naturaleza, Akito Tanzawa ha venido dirigiendo la cafetería AKITO COFFEE.
Akito se había dedicado al béisbol en la secundaria superior, para participar en el Koshien (campeonato nacional de béisbol de jóvenes estudiantes). Descubrió el café después de terminar sus estudios superiores en una academia, cuando buscaba “algo que le apasionara el resto de su vida”, y abrió su egocio de café a los 23 años. Han pasado ocho años desde que abrió su cafetería en el 2014. ¿Qué tipo de sentimientos habrá tenido a medida que los tiempos, su negocio y él mismo iban cambiando?
El trabajo se empieza disfrutándolo
CAFÉ AKITO actualmente cuenta con dos locales en la ciudad de Kofu. El local principal se encuentra a tres minutos a pie de la estación de Kofu, y el otro local —llamado “Tane”— abrió en el 2019. Tane alquila como lugar de tueste y cafetería un rincón de un almacén de miso, propiedad de una empresa cervecera con más de 150 años de historia.
El local principal, con una barra en el primer piso y asientos para unos 10 clientes en el segundo, es del tamaño que Akito preveía para operar él sólo. Una vez dentro, la barra está tan cerca que la distancia con el personal es también muy cercana. En la actualidad, el 70% de los clientes piden para llevar, y muchos de ellos pasan a comprar “casual como si fuera una tienda de conveniencia”.
Entre semana, el 70-80% de los clientes son los residentes de la zona, mientras que los feriados casi la mitad de los clientes vienen de Tokio y la región de Kanto. Algunos vienen precisamente por el CAFÉ AKITO, mientras que otros lo visitan de paso en sus viajes.
El personal lo conforman siete miembros. La razón por la que la cafetería se mantiene pequeña es para aprovechar al máximo los gustos y habilidades de cada miembro. De hecho, el personal crea su propio trabajo, como: la elaboración de dulces para vender en la tienda, la organización de eventos relacionados con “la ropa y el café”, y la creación de grupos de café en los que pueden participar los clientes.
También se ven otras ideas flexibles que no encajan en el marco tradicional de las cafeterías. Un ejemplo es que alquilan campos para sembrar y cultivar. ¿Qué tipo de café será mejor para tomar entre el trabajo del campo?, o ¿qué tipo de café va con un desayuno con tostadas y verduras recién recogidas? Pareciera no tener relación con el negocio, pero da la oportunidad de pensar sobre el modo en que el café está arraigado a nuestra vida cotidiana.
Brindar café consiste en llevar felicidad a la vida de alguien. Si no se ve que disfrutamos de él, no creo que el público lo disfrute tampoco. Empecé AKITO COFFEE con la idea de vivir feliz, así que básicamente no tengo una mentalidad empresarial. No tengo objetivos concretos y me dejo llevar por lo que fluye. Para mí, el estado más feliz es cuando todos pueden mantenerse felices todo el tiempo.
Volver a vivir para algo
La búsqueda de la “felicidad” de Akito se remonta a su época escolar.
Desde que estaba en primer año de primaria, hasta el verano de su tercer año de secundaria superior, Akito se dedicó de lleno a jugar béisbol. Su secundaria superior era una escuela de la prefectura de Yamanashi que siempre participaba en el Koshien. Puso toda su energía ahí hasta el punto de tener decidido cortar todo vínculo con el béisbol después del campeonato. Para Akito, dejar el béisbol era perder su sentido de vivir.
Se quedó con la soledad de perder algo que le apasionaba y el vacío de no tener ganas de hacer nada, y pasaba el tiempo sin rumbo. Con el llamado síndrome de desgaste ocupacional, Akito se graduó y entró a una academia de formación profesional en Tokio.
No quería hacer lo que no le apetecía y prefería no hacer nada si no estaba convencido cien por ciento. Akito, consciente de su sentir, comenzó a pensar seriamente en su futuro cuando empezó a buscar trabajo antes de graduarse. Eligió su trabajo basándose en “si cree que podrá hacerlo con ganas por el resto de su vida”.
Siempre que pensaba en su futuro, Akito recordaba sus días de la secundaria en que se dedicaba al béisbol. Como se lo tomaba en serio atraía a la gente, y pudo vivir experiencias inolvidables. ¿Cómo volver a gozar ese tipo de días? Después de pensarlo un tiempo, llegó a la conclusión que “debía entrar en el sector alimentario y de bebidas, donde tendría muchas oportunidades de interactuar con la gente”.
Una vez decidido, la acción fue rápida. Empezó a trabajar a tiempo parcial en un restaurante de comida japonesa de un conocido. Sin embargo, Akito no tardó en darse cuenta de que sus ideales difícilmente se cumplirían en un restaurante. Hasta los pocos clientes que conocía no podía terminar de conocerlos al estar en la cocina.
Quería trabajar en un entorno en el que pudiera comunicarse con los clientes con más facilidad y cercanía. Mientras lo pensaba, Akito se fue interesando por los puestos de café que empezaban a surgir. Cada vez que iba a los puestos de café en Tokio en sus días libres, su idea se fortalecía cada vez más. La cercanía con la que el atendedor se dirigía a los clientes que recién visitaban el lugar y la forma en que charlaba con los clientes habituales, fueron sembrando en Akito el deseo de querer ser el protagonista de esas escenas.
Habiendo encontrado por fin un equivalente al béisbol, Akito llevó una máquina de café expreso casera a la cocina del restaurante de comida japonesa donde trabajaba. Utilizando unos coladores de cocina, empezó a tostar con la ayuda del manual. No le pasó por la cabeza la idea de entrenar en una cafetería.
Quería abrir una cafetería en el menor tiempo posible, así que opté por aprender experimentando. Pensé que sería más rápido reunir la información que quería de todo el mundo, que aprender lentamente en una cafetería.
Akito puso todo su empeño en el café trabajando en un restaurante de comida japonesa. No dudó en rechazar las invitaciones de sus amigos. Invirtió todo su sueldo mensual en granos de café verde.
Incluso una vez mis amigos me ayudaron a pagar el alquiler de la casa que compartíamos . Vivía con las justas, como un viejo comediante viviendo de la ayuda de todo tipo de personas.
No olvidarse de pensar con los pies en la tierra
Tras dos o tres años de formación, AKITO COFFEE abrió sus puertas en el 2014. Pero administrar una cafetería no fue más que otro proceso de aprendizaje. De hecho, Akito nunca había tocado una tostadora o una máquina de café expreso industrial antes.
Recuerdo que la tecnología con la que contaba era muy poca, pero como todavía había pocos negocios parecidos, en cierto modo tuve más libertad para moldear mi cafetería. Estaba emocionado de tener por fin un lugar donde poner en práctica lo que había aprendido.
Los primeros años tostaba en un espacio menor que un tatami (90 cm por 180 cm) con una máquina tostadora de 1 kg. Cuando llegaba un cliente, hacía su pedido en el primer piso, él preparaba el café, y lo llevaba al segundo piso. Durante los dos o tres primeros años se encargó de dirigir la cafetería completamente solo. Una vez inaugurada “se esforzó lo más que podía cada día”.
Poco a poco, la cafetería fue teniendo más clientes, pero Akito nunca salió a buscarlos. El aumento natural del número de personas con las que congenió, le trajo nuevos avances.
Creo que existe el momento adecuado para conocer a las personas adecuadas. Forzar las cosas o los sentimientos, siempre sale mal. Pienso que siempre puedo trabajar con la gente que quiero, porque compartimos nuestros valores y formas de pensar.
Las tiendas que sobreviven a lo largo de los años tienen la flexibilidad de cambiar sus políticas según los tiempos. Con el café de por medio, se puede hacer cualquier trabajo. Consciente de ello, cuando entran nuevos trabajadores, Akito piensa cómo crear puestos y equipos que se adapten a sus aptitudes. Por otro lado, para “mantener a todos contentos todo el tiempo”, trataba de mirar las cosas sin dejar de ser realista.
Sólo divirtiéndose no se trabaja bien, y sólo siendo realista no dura el trabajo. Ambos van de la mano y es necesario ser realista para que el sueño no acabe siendo sólo un sueño. Es fácil obtener un disfrute momentáneo, pero es difícil vivir alegre continuamente. No fijamos objetivos de ventas ni de ganancias, pero sin una cierta cantidad de ventas y ganancias, los que trabajan en AKITO COFFEE no podrían permitirse disfrutar de la vida.
Disfrutar es difícil
AKITO COFFEE no tiene un plan de negocio y ni siquiera un vago proyecto. Akito, que vive ajeno a las teorías de la sociedad sobre lo que hay o no que hacer, siempre “busca una razón de disfrute” para mantener a su cafetería en marcha.
Hay mucho trabajo rutinario en el oficio de la cafetería. Si el trabajo se volviera como el de una cinta transportadora de una cadena de tiendas, creo que sería aburrido y los trabajadores no durarían mucho. La diversión es importante para evitar eso. Cuando piensas en algo que te divierte, aparecen sentimientos e ideas, y te sientes más motivado para hacer lo que te gusta y descubrir cosas nuevas y emocionantes.
Esa es la razón por la que en AKITO COFFEE sólo se emplea el número de personas que los clientes puedan memorizar su nombre. Creo que un sistema en el que cada empleado puede ser independiente dentro del lugar laboral y hacer suyo su trabajo, motiva a trabajar. Por eso es agradable ver que sus esfuerzos se reflejen en las ventas, y que usen su salario con creces en las cosas que les gustan. Porque es la prueba de que lo soñado se cumplió.
Cuanto más crece uno y más tiene que cargar, más se aleja de la “vida alegre”. Esto es aún peor cuando se trata de la administración de un negocio. Akito es consciente de todo esto y sigue asumiendo como su misión, el buscar “cómo disfrutar de la vida”.
Sentirse feliz, tanto dentro como fuera del trabajo, desde que se despierta por la mañana hasta que se acuesta en la noche, sería lo máximo. Es extremadamente difícil mantener a todo el mundo en ese estado, pero tengo la sensación de que un día sucederá. De todos modos, necesito trabajar más en eso porque todavía está lejos de realizarse. Al final, creo que la única fuerza motriz que puede hacernos superar situaciones difíciles o desafiantes es la diversión.
Actualmente con 32 años, a Akito se le ve tranquilo, como si no se asombrara con nada, como si de alguna manera estuviera en paz con su situación. Le creería si me dijera que estuvo en un retiro espiritual de 5 años.
Antes me pasaba lo mismo, y es que cuanto más me apasiona el café, más cabezadura me vuelvo y más dejo de lado a mis clientes. Pero cuando me relajo, me doy cuenta, gracias a mis clientes, que ellos toman nuestro café porque les gusta, simplemente porque es delicioso. Es muy importante que seamos flexibles, sobre todo porque somos una cafetería en una región del interior
Pienso que el simple hecho de haber inaugurado mi local a más temprana edad que otros, no cambia el hecho de haberme formado en esto. Si bien es cierto, con mi propio local tuve más libertad en cuanto a lo que podía hacer, y puede que haya adquirido amplios conocimientos por ello. Pero ahora que nos acercamos al noveno año de fundación, siento como que por fin nos acercamos a la etapa de dar forma a nuestro estilo.
La pregunta de “cómo vivir contento” parece ligera, pero es profunda, parece sencilla pero es difícil. Akito ha recorrido un camino empinado sin apartarse de esa pregunta, y continuará su interminable viaje de formación en el café.
Texto: KANA ISHIYAMA
Edición: Tatsuya Nakamichi
Foto: Kenichi Aikawa
MY FAVORITE COFFEELa taza de café que enriquece mi vida
La taza de café que tomo entre el trabajo de campo sin pensar nada, y que puedo decir honestamente que sabe bien. Suelo tomar el café siempre pensando, ya sea en el trabajo o en otras cafeterías, así que creo que el café tomado con la cabeza totalmente vacía como menciono es la taza que tenemos que apreciar.