SUGIHARA COFFEE ROASTER, cuyo lema es: “Hacia la cultura ideal del café” —con sede en la ciudad de Kadoma (Osaka)— tuesta granos de café comprados directamente de los caficultores y los vende en su cafetería Sugihara Coffee, a sus socios mayoristas, y en su tienda online.
El fundador es Daisuke Sugihara, nacido en Osaka. En su insatisfacción de que muchos restaurantes sirvieran buena comida pero no un buen café, decidió trabajar en HIRO COFFEE para dominar el café. Tras unos siete años de formarse ahí abrió SUGIHARA COFFEE ROASTER, en el año 2019.
Desde entonces administra la cafetería con su esposa Kanna —pastelera— y el personal, e insiste en el comercio directo por una razón. Veamos qué será lo que impulsa a Daisuke a realizar sus ideales, enfocado en el café.
Nosotros mismos podemos cambiar el futuro
El “verdadero sabor” de los granos de café, no se consigue sobre la desgracia de los demás… La “declaración de misión” en el sitio web de Sugihara Coffee, encierra los ideales de Daisuke.
Podemos tomar un buen café todos los días porque hay caficultores que trabajan para producirlo. Sin embargo, en mi anterior trabajo, cuando visité las plantaciones de café, me di cuenta de que los productores no recibían un pago justo y eran pobres. El deseo de resolver este problema contradictorio es mi punto de partida. Puede que suene demasiado cursi, pero no quiero trabajar solo para mí, sino para contribuir a la felicidad de los demás.
Un ejemplo de este deseo hecho realidad es el café de Ruanda que compra directamente de los caficultores. Él está apoyando un programa de mejora de suelo junto con un agrónomo que dirige una organización sin ánimo de lucro en la región de la montaña de Huye, donde laboran unos 8000 caficultores.
Sucede que no hay suficiente materia orgánica en el suelo que almacene los nutrientes, por lo que éstos se escurren rápidamente cuando se aplican fertilizantes. Para resolver este problema se siguen realizando experimentos cuantificando la composición, el rendimiento y la calidad del suelo, compartiendo esta información con los caficultores para transformar la tierra en un suelo fértil.
Daisuke se involucró en la iniciativa poco después de independizarse y los resultados no dejan de verse, ya que las cosechas se han multiplicado por 1.5 en cinco años. Al contárselo a otros caficultores, el número de caficultores participantes en el experimento aumentó, de 30 que eran en el comienzo, a 50.
Esta iniciativa pretende mejorar los ingresos y el nivel de vida de los caficultores, sí, pero su meta va más allá. La visión de Daisuke es resolver el arraigado problema de la “transmisión intergeneracional de la pobreza (TIP)”.
Creo que el factor raíz es la incapacidad de los niños nacidos en familias pobres para escapar de una vida sin opciones. Quiero decir que, si tienen opciones en sus vidas y están lo suficientemente educados para tomar las decisiones correctas, tendrán más posibilidades de salir de ese espiral. Pienso que aumentando sus ingresos podrán pagar las primas del seguro médico, sus impuestos y enviar a sus hijos a la escuela, y con eso, aumentarles sus opciones de vida.
Ruanda es un país con una oscura historia de genocidio. En 1994, más de un millón de personas de una población de algo más de siete millones de personas, fueron masacradas en 100 días. Pero muchos niños de hoy siguen sin saber que esa historia existió. Yo dentro de mi corazón les digo que deben aprovechar la oportunidad de dar un giro a su futuro. Estoy seguro de que me obsesiono con eso porque su situación me hace recordar la mía de niño.
Era pobre, pero no era pobre
Daisuke nació y creció en una familia monoparental pobre. Tenía seis años cuando su madre rompió con su padre que se la pasaba apostando en juegos sin pensar en su familia. Al año siguiente, su madre se recuperó milagrosamente de un cáncer del que la habían desahuciado, pero sufrió una grave depresión y no pudo trabajar. Así, él y sus dos hermanas tuvieron que hacerse cargo de su madre.
El apartamento de 20,000 yenes/mes de alquiler en el que vivían entonces, no tenía teléfono ni baño. Sus hermanas y su madre iban a bañarse a los baños públicos cada tres días, pero él por ser varón iba solo una vez a la semana. No les alcanzaba para comprar el material escolar y lo pensaban dos veces antes de comprar un solo cuaderno.
En medio de estos problemas económicos, los tres escolares de primaria buscaron la manera de sobrevivir utilizando su ingenio. El alimento básico de los Sugihara era arroz tailandés y brotes de soja que conseguían en los remates de los supermercados, salteados con sal y pimienta,
Ahora recuerdo con risa aquella época, pero los tres tuvimos que superar esa situación juntos, y eso nos unió fuertemente. No es que nuestros familiares fueran fríos, sino que nadie tenía para ayudarnos.
De todos modos, creo que esto de pensar en lo que la otra persona debe estar pensando y qué puedo hacer por ella fue en gran parte influencia de mi madre. Hacíamos lo que podíamos para facilitarle al máximo las cosas a mi madre. Pensaba que ese era el trabajo de un hijo, así que nunca creció en mí algún sentimiento de resentimiento o reclamo con la vida.
Cuando Daisuke entró en la secundaria media, la situación mejoró. Su madre no solo pudo trabajar de nuevo, sino que su nueva pareja ayudaba con algunos gastos. En comparación con sus hermanas, que tuvieron que abandonar sus actividades de club de la escuela, Daisuke tuvo la oportunidad de seguir en su club deportivo de tenis suave de la escuela.
Fue en su tercer año de secundaria media cuando le nació el sueño de ingresar a una secundaria superior fuerte en el tenis suave. Sin embargo, como no tenía un historial de estudios lo suficientemente bueno como para ser recomendado por su escuela para el examen de admisión, tenía que conseguir la plaza a través de la prueba de acceso general. Para eso tenía que aumentar al menos 10 puntos en su puntaje de estudios en seis meses.
Bajo la presión de tener poco tiempo, pasaba ocho horas al día en su mesa de estudio. La dedicación de Daisuke a sus estudios, hasta el punto de ni siquiera querer tocar su raqueta, fue recompensada con su pase a la secundaria superior a la que quería ir. La experiencia de sentir plenitud y sensación de logro, así como la experiencia de ampliar sus opciones de vida a través del estudio, determinaron la trayectoria profesional de Daisuke.
A veces tenemos que aguantarnos hacer las cosas que queremos hacer o somos discriminados, por culpa de nuestro entorno. Probablemente me ayudó el hecho de empezar a darme cuenta de que mi situación no era normal. Como no quería criar niños que crecieran sin estudiar y sin ser educados como seres humanos, decidí que quería ser profesor.
Fascinado por el mundo culinario
Para ser profesor necesitaba obtener un título universitario, pero la familia Sugihara no tenía los suficientes recursos para pagar una universidad. Sin embargo, la voluntad de Daisuke no era tan débil como para darse por vencido. Todos sus gastos escolares de los cuatro años de universidad los pagó con un préstamo estudiantil a su nombre, y sus gastos para vivir los cubrió con su trabajo de tiempo parcial.
La vida de Daisuke iba rumbo a ser profesor, pero su trabajo de tiempo parcial en un restaurante francés informal le trajo nuevas opciones a su vida. No podía creer lo bien que sabía una comida hecha con esfuerzo. Para Daisuke, que creció sin conocer la buena comida, el mundo culinario de los chefs profesionales era demasiado vívido.
¿Cómo hacer para que sepa mejor?, ¿cómo impresionar al cliente? Mientras más pensaba más se absorbía en su trabajo. Daisuke no descuidó el aderezo ni de un solo plato de pasta. Mientras observaba de reojo cómo sus superiores preparaban la comida a lo rápido, utilizaba la porción que le regalaban para estudiar la cantidad perfecta de sal.
Estuve investigando el sabor desde diferentes ángulos, como que el gratinado sabe 1.5 veces mejor cuando se cocina a fuego lento. Tal vez me atraía el mundo culinario porque no tenía un estándar para juzgar el buen sabor. Pienso que las personas que me enseñaron a cocinar me orientaron en la dirección correcta.
Tras adentrarse en el profundo mundo de la comida, Daisuke no tardó en darse cuenta de algo: que muchos restaurantes en el mundo sirven buena comida, pero de alguna manera ninguno sirve un buen café. El malestar con el statu alimentó en Daisuke el deseo de “dominar el café y crear su propia marca”.
En el 2012, para llevar a cabo ese objetivo, Daisuke comenzó a trabajar en la tienda de café tostado HIRO COFFEE (fundada en 1977), que cuenta con más de 10 cafeterías en Osaka y Hyogo. Era la primavera en que tenía 26 años.
Trabajó allí unos siete años. Tras estudiar técnicas de tostado y gestión de marca, Daisuke abrió su tostadora con cafetería SUGIHARA COFFEE ROASTER en febrero del 2019. Ha dirigido el local con su esposa —pastelera— y su personal.
No creo que haya nada como el café, en el que una pequeña diferencia pueda cambiar tanto el sabor. Un cambio de solo 10 ml en la cantidad de agua caliente le cambia el sabor, al igual que la temperatura de la cafetera, y el estado de ánimo de quien lo hace. O sea, el atractivo del café es que con un poco de ingenio, se puede hacer feliz al cliente.
Para empezar, el café —tan presente en la vida cotidiana de la gente— tiene un aspecto difícil como producto comercial; los clientes son más sensibles a los cambios de sabor que nosotros, ya que sus paladares se han desarrollado a través del consumo diario. Tiene muchos objetos de comparación a diferencia de, por ejemplo, la comida francesa, que solo se come ocasionalmente.
Los estándares correctos hacen una vida mejor
En febrero del 2022, durante la crisis del coronavirus, Daisuke abrió su segunda cafetería, SUGIHARA COFFEE, en la ciudad de Kadoma, en Osaka. En su cafetería con tostadora SUGIHARA COFFEE ROASTER solo tenía ocho asientos, por lo que, incluso antes de emprender su negocio, ya sentía la necesidad de ampliar el espacio. Para abrir la cafetería utilizó el sistema de recaudación de fondos “crowdfunding” y recaudó más de 2 millones de yenes de unas 200 personas.
Con la cooperación de la ciudad de Kadoma decidimos abrir una segunda cafetería antes de lo previsto, así que necesitábamos fondos. Esa fue la razón principal, pero también quería que mucha gente conociera mis iniciativas. Al fin y al cabo, por más que se produzca un buen café en Ruanda, si no hay consumidores que comprendan su valor y paguen por él, no tiene sentido.
Mi objetivo es aumentar el número de personas que, frente a una taza de café de 1000 yenes, reconozcan lo justo del precio en base a los diversos orígenes y circunstancias, en lugar de rechazarlo porque es caro. Deseo que nuestros clientes tengan una nueva vara de medir el valor de las cosas.
Los seres humanos son en parte creados por su entorno. Sin la oportunidad de saber que existe una “normalidad” diferente de la “normalidad” que ellos creen tener, ni siquiera podrán elegir.
En los tiempos más difíciles de mi familia, mis hermanas mayores estaban en su adolescencia y se rebelaron; se escapaban de casa y una empezó a vivir sola. No entiendo por qué yo no fui rebelde si crecí en el mismo ambiente. ¿Será que era menos consciente de mi realidad de pobre?, o ¿fue mi forma de ser?… Mi madre no puede creer que lleve una vida honesta y dice con orgullo: “Es un milagro”.
El caso es que, no puedes romper el círculo vicioso de la pobreza si no puedes elegir lo que necesitas para hacer un cambio en tu vida. Para mí, la definición de “tener cultura” es “tener la capacidad de ver la verdad de las cosas”. Es la capacidad de llegar al fondo de las cosas basándose en diversos conocimientos, y la capacidad de pensar y tomar decisiones por sí mismo en lugar de confiar en lo que otros dicen.
Pienso que el papel de los padres y de los adultos es proporcionar losestándares y las opciones adecuados a los niños. Ahora que soy padre, siempre soy consciente del tipo de mundo en el que quiero que vivan mis hijos cuando crezcan.
Trabajar por la felicidad de los demás, no solo por la de uno. Ese deseo, que le sirvió a Daisuke como vara de medir para superar la adversidad, nació desde que estaba en primaria, cuando cuidaba de su madre enferma junto a sus dos hermanas.
La gente que me rodea suele decir que soy demasiado honesto, pero supongo que no quiero ser como mi padre, que no era bueno. No tolero lo que está mal.
Los recuerdos de la infancia tienen a veces un profundo impacto en la vida de las personas. Ahora, padre de tres hijos, Daisuke construyó su cafetería en el mismo lugar de su casa para cumplir su deseo de décadas de vivir en un hogar donde el padre está presente.
Cuando era estudiante y trabajaba a tiempo parcial en una cafetería con alojamiento incluido, admiraba la forma en que el dueño recibía a sus hijos que regresaban de la escuela con un “bienvenido a casa”. También me daba envidia de la buena, que, por las tardes después del trabajo, jugara en el parque con sus hijos.
El buen sabor no se logra solo con el sabor, sino también con la atmósfera del espacio, el estado de ánimo del momento, los pensamientos del que lo hace y su entorno vital, la historia que hay detrás de los ingredientes, entre muchas cosas. ¿Qué es el “verdadero sabor” que consiste en una compleja interacción de elementos? Es la pregunta que llevó a Daisuke a encontrar el buen sabor, apoyado por la “familia ideal” con la que siempre ha soñado.
写真:Kenichi Aikawa
Foto: Kenichi Aikawa
MY FAVORITE COFFEELa taza de café que enriquece mi vida
Por mi trabajo, cuando tomo café pienso en muchas cosas, por eso, me relaja mucho visitar la cafetería de algún buen amigo cafetero y tomar su café sin pensar en nada más. A las finales, puse una cafetería con la intención de que la gente pensara en los productores, y quizá de eso se trate todo esto.
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